Entonces el teléfono
ya no me importaba; tu voz seguía hablando como si nada y eras un ruido
más. Me había dado cuenta de algo, algo que había cambiado
la forma de verte. Entendí, entendí que somos diferentes,
y que la diferencia no nos acompañaba. Sabía
que no te podía cambiar, que te tenía que aceptar como eras,
y yo te aceptaba sin problema, pero ¿Iba; mi futuro; a aceptarte?
Teníamos caminos diferentes. Supuse que lo único que me quedaba por hacer era
esperar que el tiempo pase y nos aburriéramos de nosotros mismos juntos, de
nosotros en una relación y así terminar. Te amaba, pero
las diferencias de a poco
nos iban separando.