25.3.11

Proyectamos en una persona todo el sentimiento que somos capaces de sentir. Hacemos de cada instante un momento irrepetible, convertimos a la persona amada en alguien que no existe más que en nuestro cerebro. Somos nosotros mismos los que hacemos de la otra persona el amor de nuestra vida. Convertimos en dioses a personas comunes y corrientes y con esto creamos auténticos monstruos de amor y pasión que sólo existen porque nosotros así lo hemos decidido.